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  • salva-robles

"MÍA", de Miguel Dueñas



AÑO: 2022

PÁGINAS: 218

GÉNERO: novela


Los silencios, las mentiras, los secretos, la culpa o el destino predeterminado son los grandes temas de una novela en apariencia sencilla, pero que encierra dentro una trama de subterráneos significados que la engrandecen como narración caleidoscópica. Contada por una joven singular, un tanto recóndita, sensible y tan observadora como taciturna, su discurso se explica mejor en lo que no dice que en lo que se explicita. Como si callar fuera el motor que lo hace moverse todo en las extrañas vidas de todos los personajes que ella contempla, incluida su propia existencia, que no es sino un periplo por el conformismo y la sumisión ante los hechos que suceden a su alrededor.

Los adultos de esta novela son una metáfora del hoy. Parecen en búsqueda constante de un eslabón perdido cuando, quizá, lo que están comprendiendo es que no hay eslabón posible porque los linajes como amarres se han descalabrado. Y entonces Mía, la protagonista, pasa a ser representación de esa juventud que paga, sufre y sobrelleva las circunstancias como puede en esto de la supervivencia. En este sentido, la novela de Miguel Dueñas es una desoladora radiografía del vacío existencial que padecemos. Hay entre las páginas de esta narración, (pese a todo) hermosa, una concluyente representación de la sociedad fracturada que vive crucificada por las libertades rotas, por los desapegos ocasionados, por los miedos paralizantes y por la incomunicación en plena era tecnológica. Y como género, la narración pertenecería a lo que el filólogo Johann Karl Simon acuñó como “novela de formación, de aprendizaje o educativa” ya que el personaje joven principal vive la experiencia que lo llevará inexorablemente a dar el paso hacia la vida adulta.

Todos los personajes que Mía observa, incluida ella misma, aparecen dibujados como seres que se aíslan de cualquier relación intensa. No pueden o no saben sentir la vida porque esta parece haberlos abandonado. La mirada de la protagonista es sensitiva, susceptible y a un tiempo desesperanzada. La vemos deambular instalada en el rol de cuidadora familiar que no le corresponde y donde la culpa se convierte en la prisión que más la ahoga. A veces quiere rebelarse, lo intenta, pero los secretos turbadores (ese secuestro del padre que se narra al principio de la novela) y los traumas posteriores, la descolocan y la hacen tener sentimientos ambiguos hacia quienes tendría que amar. Y esta ambigüedad es otra cárcel. Por este camino, la mentira asoma entre las páginas como otro personaje importante, fundamental, en las oscuridades de la trama y que sirve como pretexto y justificación o para tener algo donde agarrarse.

De esta manera, las inquietudes y desasosiegos del presente (el abuso, la salud mental resquebrajada, la violencia entre los jóvenes que se instalan en relaciones sentimentales tóxicas) están en la novela tratados por el autor de manera muy delicada y la sutileza se convierte en elegancia narrativa o en filigrana estilística. Hay entre las páginas una prosa repleta de insinuaciones dentro de su aparente diafanidad y esta fluye con elegancia, con ritmo tenebroso, pero siempre con fresca desenvoltura y originalidad. Y Miguel Dueñas nos regala una obra donde la melancolía lo humedece todo y esta salpica al lector, que ve en ella un retrato de sus propias zozobras o de ansiedades que observa a su alrededor.

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