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"NO TODO EL MUNDO", de Marta Jiménez Serrano


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“NO TODO EL MUNDO”, de Marta Jiménez Serrano

AÑO: 2023

PÁGINAS: 210

GÉNERO: relatos


¿Puede un libro con 14 relatos dentro pelearse con lo obvio, abarcar lo que recoge mi cabeza tantas veces en forma de pensamiento o sensación? ¿Puede un libro orientar en nuestra desorientación ante lo obvio que nos ocurre cuando conocemos a alguien con quien podría surgir una relación amorosa? ¿Puede un libro retratar el miedo como enfermedad que no sabe expresar lo que el propio miedo nos dice? ¿Puede un libro hacer antropología de eso que somos en el hoy, es decir, un catálogo de fracasos que nos pasa factura? ¿Pueden catorce historias contarnos que el miedo es falta de amor, que el miedo es la presión de un mundo que nos impone y nos fuerza desde dentro y desde fuera? ¿Puede un libro contar sin decirlo que el mundo que nos construyeron cuando éramos niños aún sigue en nuestras mentes adultas y que todo eso nos presiona y condiciona y nos produce mucho miedo?

Pues sí. Resulta que Marta Jiménez Serrano nos da una respuesta afirmativa a todas esas cuestiones que se me han planteado mientras leía su libro de relatos “NO TODO EL MUNDO”. Un libro que aparece encabezado por una cita de Roberto Bolaño que dice: “El amor nunca trae nada bueno. El amor siempre trae algo mejor”. Y esa cita ya nos presagia y nos pronostica de qué van a ir los relatos que nos vamos a encontrar. Relatos diferentes y, en el fondo, son todos el mismo. Cuentos que tienen como protagonista a la velocidad, esa con la que vivimos en el hoy, quizá siempre se ha vivido así (yo no lo creo: el mundo cambia, aunque nuestras emociones no lo hagan), pero más nos pesa ahora por cómo nos recubre lo contemporáneo. Esa celeridad narrativa es metáfora de nuestros ahogos: vivimos en eterna duda y nos expandimos en ella intentando encontrar un “nosabemosqué”, algo que nos ahoga porque cuando lo encontramos no es lo que creíamos o enseguida nos desencanta, sobre todo si ya arrastramos unos cuantos fracasos en esto del amor y sus naufragios. Todos los personajes de este libro tienen ese miedo: miedo a que el amor no sea lo que se supone que debería ser. Y, claro, la gran pregunta es: ¿qué se supone que debe ser el amor? No creo que nadie haya encontrado la respuesta y, sin embargo, nos pasamos la vida intentando tropezárnosla.

Por la galería de personajes que desfilan en el libro, nos encontramos un retrato consciente, perspicaz y penetrante de las relaciones de pareja hoy. Un retrato en el que la ironía, el humor y las altas dosis de ternura (no la confundamos con el ternurismo: aquí dentro el apego, la simpatía o el afecto nunca son fáciles) van parejas a las desgracias, las frustraciones o los desengaños. Pero también hay lugar para la esperanza, y esa ternura y ese humor e ironía ayudan bastante a tener ilusiones, expectativas y hasta anhelos en esto del amor. Por qué no, a veces las relaciones amorosas parece que funcionan. Aunque sólo sea durante un tiempo o incluso mucho. Y si no funcionan, nos preparan para las siguientes que tengamos. Porque mira que somos cabezones en esto de intentarlo una y otra vez. ¿Miedo a la soledad? Pues claro, no te jode.

Y luego está el estilo narrativo. Los juegos direccionales para lograr el perspectivismo en una historia que siempre tiene dos lados, a veces más de dos también. Así las narraciones, en muchas ocasiones, se bipolarizan y nos muestran los lados de ella y los lados de él, de esos dos que están intentándolo juntos. Y el lector entra de lleno y no puede evitar tener una tercera dimensión de lo que ocurre dentro de esas cabezas, de esos sentimientos, de esos miedos que reconoce como propios. Es un puto-memorable espejo este libro. Y el que no se vea en él, que tire la primera piedra. Las comisuras del amor quedan perfectamente radiografiadas gracias a un estilo lúdico, muy oral, bastante urbano, muy reflexivo sin que su forma lo sea (es el fondo quien nos recrea este panorama, este escenario). Un estilo fresco, de narración moderna o contemporánea en el que la elegancia acaba regalándonos un mapa perverso, pero también resplandeciente y lúcido (muy lúcido y consciente) de nuestros comportamientos amatorios. Y en esos comportamientos hay detrás unas historias, un modo de contarlas y una narratividad que explora de manera esplendorosa en eso de nuestras singularidades y cómo éstas pueden o no encajar en la de los otros.

Lo juro: me lo he pasado genial leyendo todos y cada uno de estos relatos. Hacía tiempo que un libro no me hacía reír y llorar a partes iguales, que un libro no me regalaba tanto espejo liberador y tanta verdad cuestionable (porque esto va de según sea quien la sienta y la viva esa verdad). Y así deberían ser los libros: que nos hagan ver (a puñetazo limpio) que no somos expertos en nada (aunque sí creamos serlo: ay, maldita vanidad y maldito egocentrismo) y que todo es relativo. Porque el amor, queridos míos, es una putada y una bendición. A veces, al mismo tiempo ambas cosas.

Háganse el grandioso y maldito favor de leerlo. Y luego, se lo pasan a sus parejas para que también lo lean. Habrá disputas y risas comunes, pero igualmente acabarán follando como locos en el sofá después de los altercados provocados por la lectura de este libro.

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