(primera temporada, 10 episodios)
La serie se sitúa en las trastiendas del Parlamento Europeo. Utiliza todos los tópicos sabidos, pero su mordacidad (que a medida que se ven los capítulos crece y crece y es cada vez más profunda sin que se le note por culpa de un humor ternurista con el que te desternillas) acaba regalándonos una “defensa” de los bienes de la Unión Europea. Pero lo hace describiendo (con mucha mala leche, también desternillante) las estocadas, las estratagemas y las tretas de los individuos que “trabajan” en los diferentes organismos.
Lo mejor, además de su humor irreverente y absurdo, es el ritmo vertiginoso (los capítulos no llegan a los 30 minutos). Añadamos la verborrea infinita de todos los personajes y los guiones puntillosos (implacables e impagables los chistes sobre el Brexit, el Procés o las aletas de tiburones), que recuerdan las comedias de situación televisivas e, incluso, las comedias de enredo (screwball comedys) cinematográficas. De hecho, los personajes son meras caricaturas, seres dibujados con una gracia y una simpatía agradabilísimas (tipo “FRIENDS” o los que nos regalaban Cary Grant y Katharine Hepburn).
Es una propuesta sencilla, humilde y, sin embargo, hay detrás mucho más de lo que aparenta. Y acaba siendo una oferta televisiva con banquete muy didáctico sobre la Europa institucionalizada y sus complejos, que son muchos.