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  • salva-robles

“POROROCA”, de Constantin Popescu


(Rumanía, 2017)


Película puñetazo, de las que angustian al espectador en todo su metraje. Su fuerza emocional va calando cada vez más secuencia tras secuencia. La puesta en escena tiene una efectividad terminante e indiscutible y pese a la longitud en minutos (es una película que llega a las dos horas y media), ni uno sobra en esta desasosegante historia.

Escenas largas que retratan la trivialidad con morosidad y detenimiento, logran cada una de ellas (y cada una con más fuerza que la anterior) que la pesadilla mental que se describe vaya angustiando al espectador, que no puede evitar inmiscuirse y retratarse en la subjetividad que humedece todo lo que enseña la película mientras la mira, piensa y siente. La consecuencia es un retrato efervescente del vacío existencial que se instala en los seres humanos cuando la vida les da un hachazo como el de perder a un hijo.

Con la fuerza del nuevo cine rumano que lleva un par de décadas regalándonos joyas desasosegantes y mostrando un realismo que hiere y lacera, aquí Popescu estruja y comprime la tensión a base de planos larguísimos que acaban cortando la respiración en lugar de molestar o cansar al espectador, que va entendiendo el infierno de la culpa en el que cae un padre desesperado. Es ese estilo seco, agotador, el que recubre cada escena para obtener una película incómoda y, finalmente, desgarradora.

“POROROCA” es película que cuenta algo ya narrado muchas veces, pero que se atreve a dar zarpazos de manera diferente, creando así cine puro y corpulento en su osada anomalía estilística. Bravo.

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