“RETRATO DE UNA MUJER EN LLAMAS” (Francia, 2019), de Céline Sciamma
Hay películas cuya belleza no la olvidas nunca. Hay historias que te llenan y te reconfortan y se te clavan en las retinas y hasta en el alma para siempre. Hay películas nacidas para transparentar la delicadeza que una cámara (y la mirada de un director) recoge con poesía, amor, erotismo y sensualidad. Esta es UNA DE ELLAS.
Es ambiciosa estética y temáticamente. La fotografía retrata esa estética y el guion se llena de capas para convertirse en magnífica literatura y hasta en reivindicación femenina de altos vuelos (sin manipulaciones ni compartimentos estancos o demagogia). Y todo lo muestra con una transparencia y una sencillez que atrapan, que dejan poso. Y logra tal hondura que uno no puede sino congraciarse con el cine, con el milagro de la pantalla.
La cámara logra radiografiar el dolor físico del amor y de los recuerdos; pero, también, nos muestra un tratado sobre el arte y su capacidad mágica para atrapar lo inaccesible y que sólo nuestros ojos alcanzan (aunque no todos los ojos estén capacitados). Cada escena es hipnótica y reabre otra mirada en la esencia del estilo clásico; y, aún así, es una película que no se desprende nunca de su propia particularidad, de su ritmo, ni se traiciona en ningún instante. Y acaba por parecerse sólo a sí misma.
El mejor adjetivo para ella es el de película HERMOSÍSIMA.
Como bien indicas es muy hermosa y es todo un acierto las localizaciones. La costa de la Bretaña se mimetiza con las protagonistas.
Hola. Vi la película hace unos meses.
Me hipnotizaron algunas escenas