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  • salva-robles

"TEST" (Rusia, 2014), de Aleksandr Kott


Impresionante poema visual hecho película. Ni un solo diálogo (y no lo echas de menos ni una sola vez). Un espacio prácticamente único (la estepa de Kazajistan, tan desierta y solitaria) y 4 personajes (dos principales y dos secundarios). Es 1949 y la URSS prepara su primera prueba atómica. Un padre y una hija viven en perfecta simbiosis con la naturaleza y en lucha permanente con ella.

Cada plano es una obra perfecta de fotografía y poesía a raudales. Todos bucean entre la belleza y lo íntimo. El alegato antibelicista no necesita de demagogias ni de panfletos, sólo sentimientos paternofiliales y una historia de amor triangular entre tres adolescentes para convertirse en un canto a la vida como pocas veces he visto yo en el cine.

A la excelsa fotografía se suman también una banda sonora precisa y preciosa y unas interpretaciones perfectas (la chica protagonista es de esas bellezas que duelen en los ojos). Los personajes, descritos y presentados como si estuvieran extraídos de un cómic, se mueven, miran o gesticulan en planos que parecen sacados de un western y es este género el que parece pulular por todas las esquinas de una película que no necesita enseñarnos concreciones para tener dentro estallidos constantes de emoción, comicidad, lirismo y una tensión que se va mascando con parsimonia hasta llegar a la barbarie final.

A veces puedo pecar de exagerado y de ser vehemente al expresarme sobre las cosas que me entusiasman, vale. Lo asumo. Pero esta película no sólo me ha impresionado: es que es una absoluta obra maestra DIFERENTE, única. Una obra plagada de metáforas visuales que mis retinas no van a olvidar NUNCA. Y reconozco que es una película no apta para todo tipo de público. Es pura esencia cinematográfica: imagen en movimiento. Y qué imágenes.

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