(Temporada 1, 8 episodios)
Basada en una novela gráfica deliciosa de Charles Forsman, la serie es otra auténtica delicatessen televisiva protagonizada por dos adolescentes cuya principal amenaza es el miedo atroz que tienen a convertirse en adultos. Pero ese tema central está disfrazado de muchas otras cosas. Aquí dentro vemos violencia, desgarramientos trágicos, psicopatologías derivadas de infancias desnaturalizadas, familias rotas, una road movie a lo Bonnie y Clyde, adultos tan (o más) desconcertados que los jóvenes, homenajes certeros a mucho cine de los 90 y, sobre todo, probada inteligencia para mezclar componentes y que nada, absolutamente nada, deje de ser convincente en ese retrato feroz sobre la adolescencia que es lo que pretende ser finalmente.
Repleta de rarezas maravillosas, terrorífica en muchos momentos, escéptica con el ser humano…y, sin embargo, es toda ella una oda a la ternura (que sí, que cuesta verla, pero está) sobre el adolescente perdido que intenta lograr encontrar algún tipo de reposo en su deambular por el mundo. ¡Qué difícil es acoplar el pensamiento con la acción cuando aún no has cumplido los 18 y la vida se empeña en darte esquinazos!
Todo es tremendo en esta serie. Y, no lo olvidemos, su tono es la comedia. Comedia negra, pero comedia. Y tiene en su interior dos personajes antológicos que, para mayor gloria, están interpretados por dos actores desconocidos (para mí al menos) que logran el prodigio.
Los capítulos se devoran. No duran más de 20 minutos.
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