"TREN NOCTURNO", de Martin Amis
- salva-robles
- 8 jul 2023
- 3 Min. de lectura

AÑO: 1997
PÁGINAS: 170
GÉNERO: novela
Con Martin Amis siempre te encuentras con novelas perfectas, con novelas que acaban siendo unas maravillosas sátiras que intentan confundir al lector y provocarlo, sacándolo de su zona de confort. El punto de partida de “TREN NOCTURNO” es la investigación de un suicidio que el padre de la víctima cree que es un asesinato, quizá el asesinato perfecto. A partir de aquí, el lector se va a encontrar todo aquello que se espera de una novela policíaca y no al mismo tiempo. Con Amis hay que tener siempre mucho cuidado y no colocarle etiquetas. Su mundo ficcional es muy personal y en esta novela él quiere jugar, divertirse sin dejar de ser él y, por si fuera poco, ha decidido revisitar un género para dinamitarlo creando una mixtura entre novela psicológica (que es la parte más alucinante y profunda, por cierto), científica y hasta filosófica (algo que tiene mucho que ver con la profesión de algunos personajes centrales y secundarios y con los agujeros negros de Stephen Hawking). El autor repasa, inspecciona, fiscaliza y observa todos aquellos elementos que se dan en el género narrativo negro, pero a él lo que de verdad le importa es indagar en la psique de todos sus personajes, de entre los cuales destaca la protagonista (la detective del cuerpo de policía que va a investigar el caso), que es uno de esos seres narrativos memorables que muy de vez en cuando nos regala la literatura, un personajazo que el lector va conociendo a medida que lo ve actuar, reflexionar o dialogar: es un ente con vida, creíble, maravillosamente contradictorio, que pulula por las páginas intentado resolver un caso, cuando lo que realmente está haciendo es sobrevivir a sí misma. Un ser humano repleto de tópicos traumáticos (otra vez la ironía Amis) víctima y verdugo de sí misma, pero también de los demás, tan lúcido como desconcertante y que pone tanto ahínco en lo que investiga (y que le toca muy de cerca, por cierto) que todo el proceso acaba empapándola de ese vacío existencial en el que se ahogan todos los personajes de la novela. Porque de esto habla también la obra de Amis: una búsqueda de argumentos (muy a lo Kierkegaard y muy a lo Nietzsche, creo yo) sobre la evidencia de que el pensamiento intelectual impide al ser humano edificarse como tal, le imposibilita estar/existir porque nace determinado previamente, aunque en realidad, lo que se nos escapa es que cada ser humano tiene su propia existencia individual y es ahí donde están nuestros grandes misterios propios (y tan personales según cada cual).
En mitad de toda esa temática subterránea, la investigación se sigue llevando a cabo con el ahínco de un detective muy profesional, pero con cuerpo de mujer (otra manera de satirizar el género por parte del autor). Primera convencionalidad rota que, además, tiene dentro la segunda fractura convencional: la investigación la lleva a cabo una amiga de la familia de la muerta, con lo cual hay una implicación subjetiva que puede enturbiar el proceso de indagación. Y, así, convención a convención la trama avanza y Martin Amis construye una novela con estilo seco, casi gélido (sólo en apariencia), que nos regala una vivacidad narrativa de alto copete y en la que la resolución del caso es lo que menos importa (que sí, que claro que importa, pero a Amis le interesan mucho más otras cosas también). Una novela que parece que progresa desde lo axiomático (e irrefutable) y que, en realidad, nos regala a los agradecidísimos lectores una integridad y una abundancia temáticas que se convierten en una novela repleta de detalles asombrosos, para acabar siendo una construcción maestra. Amis lo volvió a hacer. Qué grande, copón.
Ganas de leerlo!!!!