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TRES MAGNÍFICAS NOVELAS GRÁFICAS DE ADRIAN TOMINE



TÍTULO: “INTRUSOS

AUTOR: Adrian Tomine

AÑO: 2015

PÁGINAS: 124

GÉNERO: novela gráfica


TÍTULO: “RUBIA DE VERANO

AUTOR: Adrian Tomine

AÑO: 1998-2003

PÁGINAS: 138

GÉNERO: novela gráfica


Lo que más me admira de este autor es cómo capta a sus personajes, cómo los desnuda y los individualiza en sus interioridades heridas. Lo hace con una mirada melancólica (muy Hopper esto, creo yo) para captar emociones e inclinaciones subterráneas sobre la soledad, la familia, el amor o las tribulaciones habituales. Y muy Carver también cuando, al mismo tiempo, radiografía las desconexiones con la realidad que sufren inconscientemente sus protagonistas.

Captar todo eso a base de los detalles es algo grandioso en este autor. Esos detalles para describir, por ejemplo, la autoestima de sus criaturas o para rascar en lo banal y descubrir un hilillo de aire fresco, de respiradero, de esperanza…y, de pronto, surge la poesía de la vida donde parecía que no estaba o que no podía estar.

No obstante, el retrato que queda (pese a la esperanza) es desolador casi siempre. Porque este autor habla constantemente de la fragilidad, de las mezquindades (esas que tenemos todos, nos las reconozcamos o no, pero que están), de las desventuras. Y lo hace sin juzgar. Nunca lo hace. Sólo muestra, evidencia, y deja que la imagen quede en las retinas del lector, que pasa las páginas y se identifica y, claro está, comprende las estimulaciones o las vicisitudes de los personajes.

El cómic contemporáneo tiene a un grande: Tomine es un perfecto retratista de la realidad del hombre del siglo XXI.


TÍTULO: "LA SOLEDAD DEL DIBUJANTE"

AUTOR: Adrian Tomine

AÑO: 2020

PÁGINAS: 170

GÉNERO: novela gráfica


Con cada libro que leo de Tomine confirmo que es uno de los grandes en el mundo del cómic actual y que me deslumbra igualmente la manera que tiene de mostrar el mundo que retrata.

Aquí nos narra una serie de crónicas (todas muy divertidas, incluso cuando describe el patetismo de muchas situaciones) que hablan de sus periplos por esta industria. El libro parece planteado como si de una comedia de situación se tratara. El propio dibujante aparece como protagonista y, al mismo tiempo, como antagonista de sí mismo. Héroe y payaso en un mundo "desglamurizado" por el que se mueven unos cuantos frikis tan humanos como cotidianos.

El resultado es una absoluta desmitificación de la fama, de lo que acarrea ser "conocido" o ser "alguien". Tomine no duda en mostrar el bochorno y la incomodidad que tiene que protagonizar cada vez que sale de su casa a un evento de presentación, de lectura o firma de ejemplares. De esta manera, aparece un Tomine humano, cercano y real que mira con humildad tanto el mundo que le rodea como a sí mismo, pues aparece siempre el ser humano corriente, el vecino de enfrente, el transeúnte que nos cruzamos por las aceras. La desnudez de sus cortedades y vergüenzas quedan retratadas en estas páginas con una deslumbrante sencillez no exenta de una profundidad crítica siempre.

Y luego está la estructura y el planteamiento que ha diseñado para el libro, que son también una perfecta metáfora de la sencillez, de lo inmediato y corriente: el libro está editado como si fuera el cuaderno cuadriculado que usa un estudiante para tomar apuntes. El resultado es de una extraordinaria belleza simple, cercana, cotidiana y reconocible.

De verdad que alucino con este autor. Me encanta.

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