Páginas: 170
Publicación: 2017
Género: relatos
Para empezar: un libro espectacular. Ni uno solo de los relatos deja indiferente. Y todos están tan bien escritos que debemos señalar que la prosa de Javier Moreno (ya me había leído dos libros más suyos) es de las más contundentes, profundas, juguetonas y, por tanto, sugestivas del panorama literario español de ahora. No podría entender que un libro como este deje frío o impasible a nadie. Y conste que no es un escritor fácil, pero a mí que me coloquen retos cuando leo, me pone. Y mucho en este caso.
La mirada del escritor en este libro se abre hacia muchos temas, no hay un hilo conductor o una temática afín en los cuentos. Sin embargo, todos ellos son una fotografía del universo que nos rodea a todos. Ese universo cotidiano que es la vida común de esa vida extraña que nos habita. Y es ahí, en lo extraño, donde los relatos de Javier Moreno se instalan para descolocar al lector, hacerlo reflexionar sobre cosas que -hay que admitirlo- no nos gustan de nosotros mismos. El autor pone la mirada justo donde los demás la desviamos al mirar hacia otro lado, dando la espalda a lo que nos jode directamente si fuésemos capaces de mirarnos en el espejo. Claro, todo esto se aleja de lo convencional, de la literatura que impera en el mercado y, sí, Javier Moreno es “un raro”, término que utilizo como piropo descomunal, por supuesto.
Sus personajes -reales, complejos, contradictorios, cabrones en muchos casos, víctimas del sistema, de sí mismos o de los otros, - son grandes creaciones y enormes hallazgos, de los que se te clavan muy adentro y por variadas razones, no todas positivas. De esos a los que les dabas de hostias o te quedabas con ellos a tomar un café con conversación prolongada.
Y luego está el poso narrativo: filosofía, palabra y lenguaje, literatura, ficción y realidad mezclados en conjunto e incluso a veces en un único relato. Es un libro de intuiciones (y, por tanto, un libro inteligentísimo) que se dedica a describir con maestría nuestros movimientos cotidianos o esa manera que tenemos hoy de vivir y donde perder el norte se convierte en la red que nos atrapa, y donde lo sórdido y la ternura van de la mano sin que parezca contradictorio.
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