“UNA NOVELITA LUMPEN”, de Roberto Bolaño
AÑO: 2002
PÁGINAS: 160
GÉNERO: novela
Una novela de apenas 100 páginas y Bolaño la rellena de múltiples referencias. Esa es la grandeza de los escritores grandes: que hacen lo que quieren y lo que hacen, lo hacen genial (casi siempre). De entrada, la voz narrativa elegida (1ª persona, narradora protagonista) tiene una fuerza descomunal: una chica, que queda huérfana junto a su hermano tras el accidente de tráfico donde fallecen sus padres. La protagonista cuenta su historia años después de los hechos sucedidos, por tanto, la trama está revisitada a través de los recuerdos. Esa voz conmueve: es tan poética como directa; y destila una tristeza en la que caben diversos matices que la provocan: miedo a la soledad, el continuo vaivén entre el bien y el mal, la incertidumbre ante un futuro en el que es imposible creer, el sexo desencantado y sin placer, pero necesario, dónde está lo correcto y qué puede ser considerado un delito… Todos estos elementos muestran a una protagonista desencantada, con heridas que no se ven pero que dejan profundas huellas en la psique y, por tanto, que desembocan en un retrato espeluznante del ser humano desvalido y sentenciado. En este sentido, Bianca (la narradora), su hermano y los dos extraños amigos de este y, también el otrora famoso Maciste (que completan el cuadro de personajes importantes y casi omnipresentes), son nuevas muestras de personajes “bolañeanos”, cuyas principales características residen en la marginalidad y en un profundo sentido de la supervivencia. El título de la novela queda perfectamente justificado a través de lo que estoy diciendo.
Pero hay más: en las escasas páginas de esta historia también nos encontramos homenajes a Fellini (veo a la prostituta frágil e idealista Cabiria –de la película Las noches de Cabiria– en el personaje de Bianca); homenaje al séptimo arte (la novela está dividida en capítulos cortos, casi como si fueran secuencias cinematográficas para describir fragmentos de la vida de la protagonista); u homenaje a la novela picaresca (que narra lo ineludible y necesario para entender la marginalidad de la protagonista).
Sorprende en esta aparente obra menor (nada que ver con sus minuciosas y extensísimas obras maestras LOS DETECTIVES SALVAJES y 2666) la imponente fuerza narrativa de toda esa mezcla de elementos que se dan la mano en, insisto, tan poquísimas páginas. Pero es que estoy hablando de algo escrito por Roberto Bolaño, un autor que siempre mostró sobrada inteligencia a la hora de hablar de las emociones de sus personajes y un escritor tan inmenso como pocos.
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