Páginas: 123
Publicación: 1973
Género: teatro
Es una obra teatral escrita en 1973 que goza de una vigencia absoluta y que parece no estar escrita hace 44 años, con lo que se puede afirmar que Ana Diosdado es una escritora de carácter contemporáneo y un clásico moderno en nuestra historia de la dramaturgia. Una autora a reivindicar, por cierto. Siempre que leo algo de ella lo pienso. Su fama, que la tuvo, la cogió en los 80 gracias a una serie de televisión. Pero como dramaturga hay que valorarla como se merece y aún no se ha hecho.
La obra es un drama demoledor sobre la sociedad que se oculta tras el derroche consumista, sobre los escándalos mediáticos y los antojos de la fama. Una clara denuncia sobre el sistema que nos gobierna a todos desde la manipulación y que actúa sobre nuestras voluntades, sobre nuestros sueños (utópicos o no) y sobre nuestros sentimientos. Ese sistema que nos maneja a su antojo, que nos arrastra hacia la alienación, nos desata las neurosis y hasta puede destruirnos por completo (en la obra hay un suicidio).
Con un manejo del lenguaje escenográfico espléndido y vanguardista (que sorprende por su sencilla complejidad -y no me contradigo-), la acción se despliega en seis zonas diferentes durante cinco instantes temporales. Los diálogos son frescos y tan bien cuidados como inteligentes. Pocos personajes en escena y un mismo actor haciendo de varios de ellos (una clara metáfora de la impersonalidad del mundo contemporáneo). La obra avanza operando con el suspense y buscando sin trucos manipulativos la sorpresa final que obliga al lector (o espectador) a replantearse todo lo ocurrido anteriormente.
Se lee 44 años después de haber sido escrita y uno siente la desgraciada constatación de que todos los temas que se remueven en la obra se repiten una y otra vez, una y otra vez. Así es la vida.
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