“VAIM”, de Jon Fosse

“VAIM”, de Jon Fosse

AÑO: 2025

PÁGINAS: 166

GÉNERO: novela

Primera novela escrita y publicada tras ganar el Nobel en 2023 de Jon Fosse. Otra estupenda obra que bebe de la literatura de Samuel Beckett o al menos a mí me la recuerda. Hay siempre en Fosse (como había en Beckett) cierto minimalismo en los argumentos, una exploración del absurdo de la condición humana y un estilo narrativo que podría pasar por desabrido y compendioso en el que se suprimen los adornos y las convenciones de la narración. Y, sin embargo, pese a ese estilo seco, hay en las repeticiones (que parecen hablar de una ineficacia del lenguaje) una especie de cadencia armónica y/o musical que suena a lirismo, a poesía fascinadora que en mis ojos lectores resuenan a embrujo literario.

Entro en este libro ya desde el principio hipnotizado y sugestionado por esa prosa que me retrata sin aspavientos, pero sí con mucha eficacia, a personajes que viven situaciones en principio desatinadas, incoherentes, que se van repitiendo de manera cíclica y lo que Fosse consigue es, no solo reflejar la falta de sentido de la existencia, sino y sobre todo, dar vida a personajes aislados y prisioneros de unas necesidades que se muestran a través de pequeños gestos y de la palabra lacónica de todos ellos. La vida transcurre entre abstracciones y autorreferencias por las que se percibe cierto humor muy sutil y así las tragedias de esas vidas desatendidas parecen suavizadas, pues hay hacia los personajes una atención y un cariño descomunales. Son entes que parecen payasos tristes que deambulan sin ambiciones por los terrenos cotidianos y, al mismo tiempo, Fosse los dibuja (entre repeticiones a modo de retahílas) en mitad de un vacío que resuena a fábula, a mito. Un vacío que es también representación de ese vacío espiritual que se ha adueñado de nuestro hoy.

Leer a Fosse es puro deleite, es percibir cómo la literatura se ensancha a través de caminos poco transitados y nada convencionales, es entrar en mundos cuasi oníricos con una voz narrativa versátil, diferente, única. Es Fosse un gigante que produce en mis andanzas lectoras una fascinación como pocos autores logran. Me crea una adicción y una especie de euforia enigmática que solo entiendo leyéndolo y disfrutándolo. Una experiencia inmersiva y altamente alucinada.

“VAIM” es una historia triangular muy particular basada en la repetición y en los silencios en mitad de esas repeticiones. Pero lo que de verdad importa en la literatura de Fosse es cómo cada lector se involucra en el texto literario en sí y cómo percibe su literatura. Forma y estilo lo son todo en este autor. Y en esta novela magistral parece que grita aquella frase famosa de Derrida que decía: “Lo que no se puede decir hay que escribirlo”. Y cómo lo escribe Fosse, ay. Su prosa es un corpus que palpita en cada frase, en cada cadencia iterativa, en cada digresión y suspensión del discurso narrativo. Y mientras eso sucede de manera portentosa, debajo se perciben los latidos de la vida, de esa vida que, de tan imprecisa, nos da zarpazos y nos lleva o nos trae, y entre medias este autor tan particular lo que hace es intentar dar respuesta a ese todo que existe y que parece tan desigual. Y su escritura persigue atraparlo. ¿Lo logra? Pues yo diría que el milagro es que sí.