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  • salva-robles

"VOTA JUAN" (miniserie, temporada 1, 8 episodios)



Hay varias cosas que hacen de esta serie una apuesta televisiva magnífica y potente: los guiones, los actores y las intenciones artísticas.

  • Los guiones son perfectos mecanismos de relojería. Medidos con exactitud en su burla y penetrabilidad crítica. No hay diálogo que no tenga miga aquí dentro y estos mismos diálogos siempre tienen un as en la manga: los silencios. Esos escasos segundos que hay entre réplica y réplica y los segundos que hay de transición entre una escena y otra: dan tanta información como la oralidad de lo escuchado antes. Y dejan paso a la reflexión del espectador, que se ríe (a veces a carcajadas) al mismo tiempo que resopla o gruñe porque todo le resuena y entiende las verosimilitudes.

  • Los actores. Que Javier Cámara es un monstruo de la interpretación ya lo sabemos desde hace años. Su carrera crece y crece sin parar nunca y sus seguidores estamos felices de verlo. La serie no sería la que es si él no la protagonizara. Y a su lado, hay todo un elenco magnífico con María Pujalte a la cabeza (que es una de las actrices más tristemente desaprovechadas de nuestro país, aunque ahí está haciendo su carrera desde hace años y como a la chita callando). Los secundarios tienen todos un tono, una manera de declamar sus diálogos, diferente y muy particular, y ahí está la gracia de cada uno de ellos y que suma a favor de la miniserie. No tienen desperdicio esas caras silenciosas que le ponen al protagonista cada vez que este se pronuncia.

  • ¿Cuál es la intención de esta serie? Hacer un retrato. Y lo logra. Nos regala una representación fiel de la podredumbre y de la mediocridad de los políticos españoles que nos representan y de cómo se mueven en ese mundo de hijoputismo, mentiras, manipulaciones, asechanzas, estratagemas y zancadillas. Además, nos dibuja a la perfección ese cutrerío de gentuza inoperante, arribista y mediocre, cuya única “inteligencia” (nótese la ironía) es medrar en eso de sentirse ombligos del mundo. La panda de casposos y cutres cochambrosos, tan mezquinos como miserables, la representa a la perfección ese Juan protagonista. Y uno mientras la ve no puede evitar ponerle caras de muchos de esos políticos y políticas que tenemos cada día en los telediarios soltando titulares a cual más imbécil, improductivo o insensato, además de inútil.

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